Partiendo de la base de que debes separar siempre las prendas oscuras de las claras y de las de color, lava toda tu ropa del revés, da igual el tipo de tela que sea, así harás que los colores duren más, ya que se minimiza el desgaste producido por la lavadora.
Utiliza siempre detergentes suaves o neutros para lavar algodón, ya que los detergentes fuertes propician la pérdida de color en tus prendas.
Aunque el algodón puede lavarse tanto en agua fría como en caliente, hay que tener cuidado con esto, puesto que un exceso de temperatura puede encogerlas y desteñirlas.
Conviene no mezclar en un mismo ciclo de lavadora tus toallas de algodón con ropa o cojines que lleven cremalleras o botones, ya que estos pueden deteriorar el tejido.
Cuidado con no usar demasiado jabón cuando laves tus toallas de algodón, ya que un exceso de detergente además de endurecerlas, reducirá su capacidad de absorción.
Enjuaga tus prendas de algodón con agua fría y no uses la secadora para que no encojan.
Cuando las extraigas de la lavadora sacúdelas bien para eliminar, en la medida de lo posible, las arrugas.
No mezcles sábanas y toallas de algodón en la secadora, ya que las primeras se secan más rápido. Si las pones juntas, puede que las sábanas queden demasiado secas y estén ásperas al tacto o que las toallas no se sequen y tengas que usar un ciclo extra de secado.
A la hora de planchar, es importante rociar la ropa con un pulverizador relleno de agua, de esta forma ablandarás un poco el tejido y te será más fácil eliminar las arrugas.
Aunque sea un hábito bastante común, no llenes tu plancha con agua del grifo: utiliza siempre agua destilada para ello, ya que el agua que obtenemos del grifo contiene minerales que al rociar vapor mientras planchas salen también y pueden manchar tus prendas.