A la hora de lavar la ropa de invierno existen una serie de errores que se van repitiendo con el tiempo y que son fácilmente evitables, sobre todo en lo que concierne a la temperatura y el modo de la lavadora en los que se realiza el lavado, que pueden provocar el encogimiento de las prendas, el desgaste en los materiales o incluso roturas en los tejidos.
1. Seguir las instrucciones marcadas en la etiqueta. Frecuentemente los daños que sufren las prendas después de lavarlas se deben a que se pasan por alto normas básicas de lavado y secado que vienen dadas por el propio fabricante, como la composición y necesidades de la prenda, la temperatura del agua o el sistema de lavado.
2. Usar suavizantes. Existen diversas prendas de invierno fabricadas a base de telas que tienden a ganar rigidez con el tiempo, como los jeans, la ropa de poliéster o el nylon. El uso de un buen suavizante ayudará a cuidar las prendas más delicadas y a impedir que pierdan su elasticidad y suavidad con el tiempo.
3. Modos de lavado según la composición de la ropa. Es esencial escoger correctamente el modo de lavado de la lavadora para garantizar que las prendas se someterán al más adecuado según su delicadeza. Así, para prendas de algodón de color o sintéticas lo más recomendable será usar una temperatura máxima de 60ºC, mientras que para ropa de algodón blanca se podrá emplear una temperatura de entre 60ºC y 90ºC. Además, a la hora de lavar edredones sintéticos, se recomienda realizar un lavado independiente al del resto de la colada y a una temperatura de 60ºC.
4. Las plumas no son amigas del jabón. Las plumas son otro de los elementos estrella de la moda de invierno por su calidez y textura. Para lavar chaquetas o abrigos de plumas cabe recordar que no se ha de incrementar el nivel de jabón que se carga en la lavadora. De hecho, se recomienda no añadir productos al lavado, pues esto provocará que las prendas de plumas se apelmacen.
5. Incluir esas prendas ‘olvidadas’. Por último, hay que recordar que a veces existe cierta tendencia a olvidar lavar habitualmente prendas con las que se tiene menos contacto corporal como son guantes, gorros o bufandas. ¡Error! Aunque parezca que por motivos de higiene no es tan necesario lavar este tipo de complementos, lo cierto es que los materiales que los componen también sufren desgaste. Por eso es importante que se incluyan de forma periódica en la colada para que sigan teniendo el mismo aspecto que el primer día.