Tu cocina y tu baño están tristes. Los notas más apagados que nunca y no sabes por qué. No, espera, claro que lo sabes. Están apagados porque por más que frotas y refrotas con mil productos que prometen rejuvenecerlos, el brillo no vuelve nunca.
Pero esto se acabó. Y además, por cuatro duros y respetando al Medio Ambiente.
Si los egipcios hubieran tenido azulejos en sus cocinitas de gas natural, seguro que hubieran conocido el secreto y hoy lo sabras, la clave está en los polvos de talco.
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¿Qué necesitas?
Talco en polvo
Vinagre blanco
Agua
Un trapo y una esponja viejos (de batalla)
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¿Cómo se aplica?
Primero, limpia bien los azulejos o baldosas de la superficie, empleando agua y un poco de vinagre blanco para desinfectar de forma biodegradable y económica.
Empapa la esponja en esta mezcla y frota tanto estos salientes como las juntas, con energía. Comprobarás que los agentes naturales del vinagre hacen su trabajo y la suciedad sale fácilmente.
Ahora, coge el trapo y cálalo bien en polvos de talco, y pásalo por toda la superficie.
Comprobarás que el brillo vuelve a tu cerámica, que parece de nuevo recién instalada.