La fascinante historia de la mezclilla.

El principio es sencillo. La mezclilla es un tejido de algodón súper resistente que al parecer se inventó por allá de los siglos XVII-XVIII o en Genoa Italia o en el sur de Francia en Nîmes (de allá lo de denim, dicen). En 1853, en San Francisco, el alemán Levi Strauss tuvo una idea genial ¿y si usamos la tela resistente de las tiendas de campaña para hacer ropa? Y ¡pum! (que diría Javi Noble) se inventó el pantalón de mezclilla ahí, junto a la fiebre del oro. Entre los mineros siempre mugrosos y agotados se popularizó rapidísimo esta ropa que aguantaba todo. De entonces datan los remates de metal que todavía tienen hoy tus pantalones, porque las costuras no podían con tanta mala vida.
En aquel entonces la mezclilla era color marrón, como lona. Teñirlos de azul fue un hit porque  disimulaban mejor la mugre.
Existen arquélogos de pantalones que andan por las antiguas minas de California buscando Levi’s que pueden llegar a tener 100 años de antiguedad. La propia compañía Levi’s ha comprado pantalones de su misma marca pagando miles de dólares por ellos.
Total, que la mezclilla era una prenda de obreros y trabajadores varios. De rotos y pelagatos, supongo que pensaría la buena sociedad de la época.  La historia de la moda es interesante ahí también, cuando puedes ir viendo de qué se escandalizan los adultos en cada época. Los vestuaristas de Hollywood usaban mezclilla para vestir a los chicos malos de las películas y algunos como Marlon Brando y James Dean empezaron a usar mezclilla no sólo en el set, sino para andar por la vida, escandalizando a los adultos ¡OMG!

Suena cómo que esa gente se escandaliza por nada pero recuerda que estamos en los 50’s. Aunque los vaqueros y campesinos vestían de mezclilla, no era algo que se usara en la ciudades. Piensa en los vestidos de Betty Draper y la impecable presentación de su esposo durante la primera temporada de Mad Men -ya sé que es 1960 pero funciona-. Todo el mundo en Estados Unidos estaba en su rollo de la abundancia y el sueño americano y llegan estos pelados a vestirse como pobretones. OMG.
Los beatniks también amaban la mezclilla. Esos vagos sin oficio ni beneficio, defensores de las drogas y el alcohol, viviendo en el borde del sistema. Claro que la amaban. Total que la mezclilla se pone de moda y paulatinamente pasa de ser el uniforme de los trabajadores a ser el uniforme de los jóvenes que no querían ser como sus papás y que imitaban a las estrellas de Hollywood.

 

Luego vienen los hippies, por supuesto. Otros que rechazaban todo, empezando por las corbatas y los trabajos estables, naturalmente adoptaron la mezclilla. Por entonces LAS marcas de mezclilla eran Levi’s, Lee y Wrangler (nada de Diesel por aquí, lo siento Formichetti).

Y entonces lo que ya era un ícono de los Estados Unidos, “la prenda que construyó América”, es agarrada por un francés y puesta en una pasarela de moda. Yves Saint Laurent fue el primer diseñador de la historia que presentó la mezclilla en una colección fashion. Monsieur Saint Laurent fue el primero en hacer muchas cosas, por otro lado. Incluir una modelo negra en un desfile, por ejemplo. Se la pasaba escandalizando al respetable y no como Slimane -se hace necesario mencionarlo aquí porque aunque hay quién se empeña en compararlos, para mi no hay tema-. Saint Laurent será recordado por ser el primero en muchas cosas, incluyendo esa colección con mezclilla a principios de los 70’s. Slimane se la pasa viendo por el retrovisor y en unos años lo que nos escandaliza de él se nos habrá olvidado. Si en Dior Homme inventó la silueta súper delgada que hoy día todavía usan muchísimos hombres, en Saint Laurent no ha hecho nada que remotamente se le acerque a aquella proeza.

Bueno, estábamos en que Yves puso la mezclilla en una pasarela. En 1971 fue Kenzo quien presentó otra colección con mezclilla. Ahí nomás combinó prendas de punto con jeans desteñidos y deshilachados. Por ese entonces se podía leer en Vogue “el look de mezclilla es el uniforme del mundo, la manera en la que todos queremos ser vistos cuando nos sentimos bien y nos movemos rápido. Es un modo de vida”. A todo esto, Renzo Rosso sigue sin aparecer (Diesel se fundó en 1978, gracias).

Luego, llegan los fabulosos 80’s con todo su exceso. Los jeans, ya aceptados en la moda, empiezan a ser blanqueados, rasgados, mezclados con otras fibras para hacerlos super ajustados, se les ponen apliques y joyas, etcétera. Ha nacido el jean de diseñador. En 1980 Calvin Klein se inscribe para siempre en la historia de la mezclilla cuando la quinceañera Brooke Shields declara que no hay nada entre sus calvins y ella. En Noviembre de 1988 Anna Wintour edita su primera Vogue US ¿En portada? Unos pantalones de mezclilla combinados con una pieza de alta costura de Lacroix (50 dólares los pantalones, 10,000 el top). Literalmente groundbreaking.

1991 es un buen año para la mezclilla: Lagerfeld presenta una colección denim para Chanel y Versace. Pronto los pantalones de mezclilla alcanzan unos precios estratosféricos gracias a esta casa, cuyo diseñador es especialista en lanzar a la estratósfera los precios de muchas cosas, entre ellos los de las modelos -aunque la participación de Gianni Versace en la creación de los monstruos conocidos como “Tops de los 90s” es material solito para otro post-. En mi adolescencia me parecía incomprensible que hubiera pantalones que costaran miles y miles de pesos. Me lo sigue pareciendo.
Hoy día, si sólo tuvieras 10 prendas en el clóset una tendría que ser forzosamente un pantalón de mezclilla, seas hombre o mujer. ¿Qué va a pasar en el futuro que pueda desterrar a esta prenda para siempre y volverla una pieza de museo? Imagínate qué tanto tendría que cambiar la sociedad para que eso sucediera. Así de importante es la historia de la moda.

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