A falta de detalles decorativos, los grandes ventanales, que aportan luz natural a la estancia, permiten que el jardín se adentre en este comedor y se convierta en parte del interiorismo. El suelo de cemento pulido y el mobiliario de líneas sencillas completan el look, a medio camino entre lo retro y lo modermo. Como única licencia deco, dos jarrones de cerámica blanca con base de corcho, que se exhiben sobre la mesa de madera de roble.
Para aportar luminosidad, armonía y frescura a cada estancia, el estilo minimalista actual emplea paredes lisas, fondos blancos y maderas claras. Como los de este office, en el que solo se ha introducido un toque de color, con una planta de interior y una alfombra en crudo. Todo lo demás, predominio del blanco.
El espacio es muy importante en la estética contemporánea. Para que la sensación de amplitud no se vea perjudicada, se eligen pocos elementos, únicos e intimistas que aporten personalidad a cada estancia. En este dormitorio se ha ubicado una cama de madera, de líneas muy sencillas y dos mesillas que recuerdan a los taburetes de cocina. Los textiles, en colores blanco y tierra.
En una estética tan sencilla como elegante, los estampados están descartados, ya que acaparan un protagonismo que no les pertenece. Se eligen, tanto en paredes como en textiles y piezas, colores lisos y puros. Se admiten prints minúsculos, de formas geométricas, y en tonos muy suaves, engamados con los blancos y arenas que caracterizan este estilo.
Cada habitación se viste únicamente con los muebles imprescindibles, aquellos que no aportan peso visual. El cemento pulido en paredes y suelos, el metal (destacan el hierro y el aluminio), y los materiales naturales como la madera o las fibras (como el yute o el ratán), aportan la estética industrial que caracteriza este estilo, sin restar calidez al ambiente.