A todos nos ha pasado. Un vaso se ladea, una botella se cae o un niño avienta algo, pero siempre, siempre hay una mancha en el piso. Algunas son más fáciles de quitar que otras y, por lo general, el agua y el jabón bastan, pero… ¿qué pasa cuando se trata de ácido o grasa?
Cuando decimos ácido no nos referimos exclusivamente a tus carísimos productos de limpieza, o algún químico industrial, sino a vinos, jugo de limón y hasta salsas embotelladas. Si alguna vez se te ha caído algunas sustancias, sabrás que tienden a quemar el piso, dejándolo blancuzco.
Si no quieres que esto ocurra en casa, o que en vez del ácido sea la grasa la que quede perpetuada en tu piso, debes seguir los siguientes consejos:
GRASA
- La mejor forma de remover las manchas de grasa, sobre todo cuando se trata de aceite, es con un poco de bicarbonato de sodio. Lo único que tienes que hacer es humedecer la zona con un poco de agua, cubrirla con este útil polvo blanco y dejarlo actuar durante algunos minutos. Mientras esperas, hierve un poco de agua. En cuanto esté lista, viértela sobre la mancha. Una vez que se haya enfriado, talla el piso con un cepillo de cerdas duras.
- Si la primera opción te parece muy elaborada, siempre puedes recurrir a la arena de gato. Cubre con ella la mancha y déjala reposar toda la noche. Por la mañana barre la arena. La grasa habrá desaparecido. Si aún notas restos de grasa, puedes tallar el piso con lavatrastes diluido en agua caliente.
ACIDO
En este caso, recuerda que, para eliminar la mancha por completo, debes actuar lo más pronto posible.
- El remedio más conocido es el bicarbonato de sodio, ya que neutraliza el daño producido por el ácido. Lo único que tienes que hacer es esparcir el polvo sobre la mancha y dejarlo actuar por unos minutos. Retira el bicarbonato con un trapo y agua tibia.
- La sosa cáustica también es útil para reducir el daño producido por el ácido en el piso. Debes seguir los mismos pasos que con el bicarbonato, sólo que en este caso debes asegurarte de usar cubre bocas y guantes, pues es un producto altamente tóxico.