A todos nos pasa: vamos y venimos siempre con prisas y nunca tenemos el tiempo que desearíamos para hacernos cargo de la limpieza del hogar.
1. HAZ LA CAMA NADA MÁS SALIR DE ELLA, DE FORMA AUTOMÁTICA.
Es lo último que te apetece, lo sé. Quizá ni siquiera estés pensando como una persona normal. Pero todo es cuestión de hábitos: levántate, estira las sábanas, colócalas, pon el nórdico encima, pasa las manos… y tu habitación ya parece otra cosa. Duración: 1 minuto.
2. APROVECHAR LOS MOMENTOS EN QUE PASAS POR BAÑO O COCINA PARA LIMPIAR / ORGANIZAR ALGO ALLÍ.
Entras en la ducha con una bayeta con una gota de limpiador de baño en ella y, mientras te duchas, se la pasas al interior de las mamparas y a los grifos, mandos, etc.
Cuando te aclares el cuerpo, pasas la alcachofa por esas áreas y, al tiempo que tú quedas como nuevo, lo hace tu ducha al completo.
Otra opción es usar toallitas limpiadoras multisuperficie, que ahora hay en casi todas las tiendas y grandes superficies y cuyo precio se ha rebajado mucho. Son económicas y, ojo, se tiran al cesto de basura orgánica, nunca por el W.C. (por mucho que te lo vendan así en su etiqueta, eso es algo completamente antiecológico).
Pues bien, mientras te aseas, puedes ir pasando esta toallita al lavabo, al inodoro, al espejo, a las paredes… Los 2 minutos para lavarte los dientes con una mano, se convierten en otros 2 para limpiar el aseo con la otra. Y así, cual Kárate Kid da cerca, y quita cera, tú sales del servicio dejándolo radiante y feliz.
Se trata de desarrollar una mirada práctica y constructiva todo el tiempo: abres un armario, y mientras buscas la nocilla, repasas el estado del resto de alimentos y complementos. Tiras lo que esté en mal estado, colocas más a la vista lo que esté a punto de caducar, revisas qué falta, para comprarlo… y coges una servilleta o paño y lo pasas por esta zona para eliminar polvo o restos de comida. Tachán! Un viaje, y ya has hecho inventario, retirado cosas viejas y planificado tu próxima compra, además de limpiar la balda.
3. EXISTE UNA REGLA DE LOS 2 MINUTOS.
La mayoría de las tareas que enlucen tu hogar muchísimo solo llevan unos 2 minutos. Pasar el cepillo de barrer, aspirar el polvo o pasar un plumero previamente, recoger el sofá, vaciar de trastos y ropa esa silla, colocar los zapatos en su sitio, limpiar los cristales, revisar el estado de la comida del frigorífico, quitar el polvo de esas figuras, cambiar las toallas, cambiar la bolsa de la basura, organizar los papeles de una mesa, recolocar el frigorífico o la ducha…
2 minutos + 2 minutos + 2 minutos + 2 minutos…
Ten esta lista bien clara y, cuando tengas 2 minutos muertos…¿a qué hora dices que has quedado? ¿Quedan 5 minutos? ¡Pues corre: recoge los zapatos y barre el salón!
4. FREGAR EL SUELO UNA VEZ A LA SEMANA ES SUFICIENTE.
A no ser que lleves a cabo alguna actividad “de riesgo guarrete” en casa, como la cocina, o un trabajo de construcción, etc. si pasas poco tiempo en casa y eres una persona higiénica, una vez servirá para poner a punto tus suelos.
Establece un día para barrer o pasar la aspiradora, y después friega el suelo. Son 15 minutos que te harán más feliz el resto de la semana.
Y si durante los días siguientes se te cae algo al suelo y debes barrer, fregar o aspirar, aprovecha para darle a toda la casa y pon a cero el contador.
5. DIVÍDELAS LAS TAREAS GRANDES EN PEQUEÑAS.
Sabemos que el agobio del tamaño de aquello a lo que te enfrentas es lo más angustioso. Olvídalo. Parcélalo y, por ejemplo, limpia ese armario o estantería balde a balde, cada día. Será mucho más llevadero e igual de eficaz al cabo de unos pocos días.
6. CREA TUS PROPIAS RUTINAS Y TRUCO-S DIARIOS.
Nadie mejor que tú conoce tus paseos, ideas y venidas por tu casa, cada mañana, cada noche. Si creas tus propios hábitos inteligentes, aprovecharás cada movimiento para hacer más en él. Para ello, observa a los buenos camareros. Hacen algo llamado “economía de movimientos”: cada vez que vuelven a la barra, miran a su alrededor para recoger y ordenar el mayor número de mesas posible en su camino. Cada vez que salen de la barra, tratan de transportar y repartir la mayor cantidad de comida y bebida posible. Cada viaje está optimizado al máximo.
Si visualizas tus propios movimientos y analizas / explotas todas sus posibilidades, descubrirás que haces mucho más de forma más fácil e, incluso, inconsciente. Tu nuevo yo tendrá la casa, sus propiedades y así mismo mucho más limpio, ordenado y preparado simplemente gracias a que aprendas a reprogramarte adecuadamente.